Vas y vienes con la confianza que tiene aquel que sabe
que estarán en sus idas y venidas. Vas y
vienes, y aunque muchas veces tardes en regresar siempre lo haces, eres como
los recuerdos, que siempre vuelven arrasando con todo lo que encuentran a su
paso, y en especial, mi estabilidad emocional.
No vuelvas, quédate dónde quiera que estés, piérdete de
regreso a mí, olvida aquel día, mis palabras, mis chistes malos y mi cara que
suplicaba un beso escondida tras una mueca de enfado, olvida mi forma de
mirarte, de comprenderte, de hablarte y sobretodo de confíarme a ti.
Échame de menos, maldíceme en silencio al igual que hecho
yo más de una vez, esconde tras un “espero que seas feliz, ya que conmigo no
pudiste serlo” los peores insultos, esos que nunca has sido ni capaz de
pronunciar, enfádate contigo, vuélvete loco.
Pero, por favor, no dejes que yo me entere, porque
entonces no te hará falta volver, yo iré a buscarte, estés donde estés, pese lo
que pese.
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